Intruso en el polvo (fragmento)William Faulkner
Intruso en el polvo (fragmento)

"Así que llevaron a la señorita Habersham a casa, a las afueras del pueblo y cruzaron el escabroso y descuidado bosquecillo de cedros hasta el columnado pórtico sin pintar donde se bajó y entró en la casa y pareció cruzarla sin parar siquiera porque inmediatamente pudieron oírla en la parte de atrás gritándole a alguien (probablemente el viejo negro que era hermano de Molly y cuñado de Lucas) con su vigorosa voz fatigada y un poco chillona por la falta de sueño y el esfuerzo, luego volvió a salir con una caja grande de cartón, llena de lo que parecía una colada sin planchar e inertes y largas redes y sartas de medias y volvió a subir al coche y la llevaron hasta la plaza cruzando las calles matinales frescas y silenciosas: las casonas viejas de madera ya casi en ruinas de la lejana fundación de Jefferson se alzaban como la de la señorita Habersham al fondo de jardines y bosquecillos escabrosos y descuidados llenos de árboles viejos y enraizados arbustos aromáticos y floridos cuyos nombres la mayoría de las personas de menos de cincuenta no conocían ya y que aunque viviesen niños en ellas parecían pese a todo hechizadas por los fantasmas de mujeres, viejas aún y solteras y viudas esperando aún setenta y cinco años después a que el lento telégrafo les trajese noticias de batallas en Tennessee y Virginia y Pennsylvania, que no daban ya siquiera de frente a la calle sino que la atisbaban por encima de los modernísimos hombros de las casitas pulcras y nuevecitas de una sola planta proyectadas en Florida y California provistas de sus garajes correspondientes con sus limpias parcelas de yerba recortada y sus monótonos setos de flores, tres y cuatro había ahora, una subdivisión ya de lo que cinco años antes se había considerado algo pequeño para un jardincillo delantero aceptable, donde vivían las prósperas parejas de matrimonios jóvenes dos hijos cada una y (en cuanto podían permitírselo) un automóvil y el carné del club de campo de los clubs de bridge y de los jóvenes rotarios y de la cámara de comercio y los artilugios eléctricos patentados para cocinar y congelar y limpiar y las sirvientas de color pulcras e inmaculadas con tocas de volantes para manejarlos y hablar por teléfono entre ellas de una casa a otra mientras las señoras, sandalias y pantalones y uñas de los pies pintadas fumaban cigarrillos manchados de carmín con sus bolsas de compra en los supermercados y en las tiendas. "


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