El meteorólogo (fragmento)Olivier Rolin
El meteorólogo (fragmento)

"Todos mis pensamientos son para vosotras, escribe. He conseguido ver al comandante del tercer sector del BBK unos minutos antes de su partida y entregarle una carta para el camarada Stalin; me ha prometido mandarla por correo urgente y comunicarme la fecha del envío. Te lo ruego, infórmate en la secretaría sobre si ha recibido mi solicitud: es importante sobre todo para el Partido, no se trata de poner por delante mi destino personal. He pronunciado una conferencia sobre la posibilidad de un vuelo a la Luna o Marte con un motor de reacción, escribe, solo había unos treinta oyentes, pero hicieron muchas preguntas. Solo había una treintena de oyentes, todos sueñan con un improbable viaje de regreso a Moscú, Leningrado o Kiev, con su familia, su profesión, la vida que han dejado, pero se interesan, de todos modos, por el viaje a la Luna... «Numerosos son los prodigios, pero ninguno lo es tanto como el hombre», dijo Sófocles. El mar lucha contra el invierno, se hiela, pero aún no hasta el punto de impedir la navegación, llegan barcos, aunque bastante escasos.
Un viaje a la Luna o a Marte. Una carta para el camarada Stalin. El mundo en el que este vivía está más alejado del deportado Vangengheim que la Luna o Marte. El primero de enero de 1935, termina un retrato en vidrio del camarada Kírov, asesinado un mes antes en Leningrado. Es un artículo que funciona, el cuarto que le habían encargado. Al atardecer, ha previsto pronunciar una conferencia sobre un tema que le parece bastante original: «Panorama de las conquistas de la Humanidad, gracias al saber, desde la creación del mundo hasta la construcción del socialismo y el advenimiento de la sociedad sin clases». Es, en efecto, un tema que no carece de ambición. No sé cuál será el resultado, dice. No me hablas de la situación material, escribe a Varvara, ¿o es que las cartas en las que lo haces desaparecen? En todo caso, la falta de informaciones me angustia. Desde hace tres días, hace mucho frío, pero no te preocupes demasiado: encienden la estufa una vez a la semana y hace calor todo el tiempo. La biblioteca está caldeada y trabajamos en buenas condiciones, con la luz eléctrica permanentemente encendida, pues el día es muy corto. He tenido que cambiar de celda, ahora somos cuatro bastante apretujados, pero apacibles. Tenemos que trabajar mucho y no he tenido tiempo de dibujar nada para mi estrellita. "



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