El Minotauro (fragmento), de El pequeño zoológicoRobert Walser
El Minotauro (fragmento), de El pequeño zoológico

"En la confusión que generan las frases presentes, creo oír en la lejanía al Minotauro, que me parece que representa la dificultad hirsuta que entraña el problema de las naciones, que abandono en favor del Cantar de los nibelungos, con lo que, si se me permite la expresión, acallo algo que me molesta. Asimismo pienso dejar en paz, o lo que es lo mismo, dejar dormir, a todos los longobardos, porque comprendo que cierta clase de sueño es útil, aunque solo sea porque lleva asociada una vida muy particular. A causa de la pizca de felicidad que aporta, creo que hay que hacer algo por la distancia de la media de seda, que quisiera comparar con la distancia hasta la nación, la cual —esta última— revela un parecido con una suerte de minotauro que yo en cierto modo rehúyo. En mí cobró forma la convicción de que la nación, que para mí es algo parecido a un ser que aparenta exigirme toda suerte de cosas, me comprende mejor, es decir, me aprueba lo más deprisa posible si aparentemente hago caso omiso de ella. ¿Necesito mostrar comprensión al Minotauro? ¿Acaso no sé que a causa de ello enloquecerá de rabia? El Minotauro se imagina que yo no puedo vivir sin él; la cuestión es que él no soporta la sumisión, forma esta en que tiende a malinterpretar, por ejemplo, el afecto. Yo también podría considerar la nación un misterioso longobardo que, debido a —¿cómo lo diría?— su inexplorabilidad, me causa sin duda cierta impresión, lo que en mi opinión debería ser de todo punto suficiente.
Todas estas naciones, despertadas de alguna manera, se encuentran tal vez ante estas y aquellas provechosas o ingratas tareas, lo que es extraordinariamente bueno para ellas. Quiero decir que quizá no se deba ser demasiado lo que se es, que es mejor no estar demasiado pletórico de capacidad. El problema del haragán acostado sobre una colina suavemente abombada quizá merezca cierta consideración. Del contenido que respira en general del Cantar de los nibelungos se elevan héroes, y no puedo negar mi respeto al poema, de origen singular.
Si puedo considerar un laberinto lo que ha nacido aquí fruto de mi conocimiento e inconsciencia, el lector lo abandonará ahora, si se me permite la expresión, al estilo de Teseo. "



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