El susurro de la mujer ballena (fragmento)Alonso Cueto
El susurro de la mujer ballena (fragmento)

"María Eugenia era una antigua amiga, la primera a la que llamaba cuando pensaba en llamar a alguien. Nos conocíamos desde que estábamos en el colegio (ella un par de grados menos que yo). Yo me había acostumbrado desde siempre a su voz clara y dulce, y a su ánimo inquebrantable. Su pelo crespo de mechones largos le brotaba hacia los costados, como si estuviera siempre festejando algo. Tenía tres trabajos, no por necesidad económica sino emocional. Era siempre la más animada en las fiestas. Por momentos mostraba la felicidad desesperada de las mujeres solitarias.
Su vida amorosa había sido una tragedia pero también una broma. Cuando su esposo la abandonó, María Eugenia le respondió casándose con un hombre mayor y adinerado que se murió poco después de la boda. No había habido ningún cálculo en ese matrimonio pero la verdad es que había sido una operación comercial muy exitosa. Cuando aún lloraba y suspiraba por su segundo marido, el primero había querido regresar con ella. Felizmente María Eugenia había resistido como un roble a la tentación. Un día me dijo que, después de dos matrimonios, había comprendido que nunca iba a enamorarse de nadie. Todas las frases de amor le parecían trampas. Tenía la certeza de que el mayor placer de los hombres era intentar cambiar a las mujeres a su antojo. Ningún otro pretendiente se le había vuelto a acercar y me dijo que lo prefería así. Le había ido mejor siempre sin ellos, me confesó una vez. No los necesitaba. En cambio tú, me dijo, pero luego cambió de tema.
Cambió de tema porque éramos amigas. Yo necesitaba su optimismo como ella necesitaba mis inseguridades. Ella me daba una interpretación rápida y práctica del futuro y yo le daba empleo a su generosidad. Estábamos unidas, para siempre. "



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