Un hombre: Klaus Klump (fragmento)Gonçalo M. Tavares
Un hombre: Klaus Klump (fragmento)

"A las mujeres les gustan los bailes limpios, pero los hombres no confunden higiene y música. Han apartado los indiscretos vasos de vino, pero algunos muestran en los labios una conmoción rojiza y ebria. Tienen un olor grande. Pero las mujeres son mucho más numerosas que los hombres, y por eso no eligen, son elegidas.
Las mujeres intentan mostrar las encías limpias, pero algunas chicas han comido mal últimamente. Los alimentos son cosas que se guardan mucho en los armarios. Nadie está seguro de lo que va a ocurrir. Un día feliz es una obra maestra de la guerra. La guerra permite días increíbles. Y hoy es uno de esos días.
Herthe es una mujer feliz. Ama a su novio. Su novio es un dinero público inteligente y armado. Ella lo comprende todo, siempre lo ha comprendido todo, nadie le enseña hacia qué lado circula cada rueda del engranaje. Es feliz porque está enamorada de un hombre que es un dinero público inteligente y bien protegido por todo el ejército. Herthe ya no es una niña: su padre ha muerto, queda su madre anciana y aquejada de una enfermedad que le da un color vergonzoso. Nadie ha hecho una sola maldad a los padres de Herthe, y ella sabe que esa es su victoria. Pero su hermano Clako no da señales de vida desde hace cuatro años, y Herthe sabe que esa es la enfermedad de su madre, y sabe que esa es su derrota. Sin embargo, Herthe hoy tiene nuevas alegrías. Hasta su anciana madre sigue el ritmo de la música con el pie escondido debajo de la mesa.
El baile es una máquina amorosa. El baile es una máquina de empezar bodas con medio año de antelación. Y las chicas lo saben mejor que los hombres. Y por eso no paran, no quieren sentarse, provocan a cualquier soldado que quiera desistir. Es un segundo combate, y las mujeres son bastante más feroces. Seducen como animales a los soldados idiotas que se quejan de cansancio.
Ortho, el hombre principal, no baila. Resuelve enigmas matemáticos con su amigo Jash, escribiendo números y dibujando figuras geométricas en el papel de la mesa. A veces, Herthe pasa por allí y lo besa en la cabeza: pareces un científico, dice. "



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