La historia de mis dientes (fragmento)Valeria Luiselli
La historia de mis dientes (fragmento)

"Hay hombres con suerte y hay hombres con carisma. Yo tengo un poco de los dos. Mi tío Venustiano Sánchez Fuentes, vendedor de corbatas de calidad italiana, decía que la inteligencia y la belleza se gastan, y que son una carga pesada para quienes las poseen porque perderlas es la más triste y lenta de las muertes en vida. A mí no me afligen esa clase de preocupaciones porque nunca tuve cualidades efímeras. Carretera sólo tiene de las permanentes. De mi tío Venustiano heredé precisamente el carisma y también una corbata elegante, que es lo único que se necesita en esta vida para volverse un hombre de pedigrí.
Nací con cuatro dientes prematuros y el cuerpo enteramente cubierto de una capa muy fina de vello negro. Pero yo de eso estoy agradecido, porque la fealdad, como decía mi otro tío, Everardo López Sánchez, forja carácter. Mi padre pensó al verme que a su verdadero hijo se lo había llevado la recién parida del cuarto de al lado. Trató por varios medios –chantaje, intimidación, burocracia– de devolverme a la enfermera que me entregó. Pero mamá me recibió en brazos desde que me vio: rojo, hinchado y diminuto, estremeciéndome como almeja de agua clara en mi cobija de hospital. Mamá estaba entrenada para asumir la porquería como destino. Papá no.
La enfermera les explicó a mis padres que mis cuatro dientes eran una condición rara en nuestro país, pero no poco común entre otras razas. Se llamaba Dentición Prenatal Congénita.
¿Y por ejemplo qué razas?, preguntó mi padre a la defensiva.
Concretamente los caucásicos, señor, dijo la enfermera.
Pero si este niño es prieto como el petróleo, replicó él.
La genética es una ciencia llena de dioses, señor Sánchez.
Esto último debió consolar un poco a mi padre, que finalmente se resignó a llevarme en brazos hasta nuestra casa, envuelto como tamal en una cobija gruesa de franela sueca. "



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