Los bufones (fragmento)Jean Lartéguy
Los bufones (fragmento)

"Yo tenía algunos de la época en que me preparaba para «Saint-Cyr» en el liceo «Lakanal». Fue durante el invierno de 1939, antes de alistarme. Lejos de Marmeize me sentía de nuevo desmañado y torpe y las muchachas me daban miedo. Las seguía por el bulevar Saint-Michel tembloroso, excitado y furioso. Al abordarlas me consideraban, por lo general, bobalicón y me mandaban a paseo. Tres o cuatro veces logré una cita; no se les vio el pelo. Por la noche, antes de volver al liceo, iba con algunos camaradas no más afortunados que yo a un pequeño burdel de la calle de la Huchette, donde nos hacían precios convenientes. Me fastidiaban mis camaradas de Corniche. Devoraban como heliogábalos y se portaban como boy-scouts: así que me junté con estudiantes. En su compañía leía a Céline y a Malraux. Soñaba con China y España; asistía a reuniones en cafés mal iluminados e iba a todas partes con un tomo de Karl Marx debajo del brazo. Lo abría en el Metro, pero no entendía jota y soñaba ante las letras que danzaban delante de mis ojos. Por fin trabé conocimiento con una pequeña costurera que vivía en un amueblado. Me recibía en su casa, tarareaba todas las canciones de moda y hacía un guisado de cordero formidable. ¿Tal vez era bonita? Dejé de reunirme con ella porque empezaba a sentirse emocionada y me daba vergüenza exhibirla ante mis camaradas. De nuevo me encontré lanzado al bulevar Saint-Michel, a la búsqueda de aquel ser inexistente que sería a la vez mujer y jovencita, reidora y misteriosa, infinitamente pura y desvergonzada como una hetaira, que tendría un apartamento y bebería oporto en un bar. Aún no había descubierto el whisky. A falta de encontrar a aquel ser mítico, entré en una oficina de alistamiento. Alistaos, alistaos en los ejércitos coloniales, proclamaba un pasquín. Como no quería que nadie me obligara, opté por los cazadores marroquíes. "


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