La reina de Saba (fragmento)André Malraux
La reina de Saba (fragmento)

"He aquí el fin del desierto, el lugar donde es pulido por su propia arena y pegado al corazón de la tierra, con la fuerza plana y amenazadora de una ventosa. Con sus hendiduras azuladas o deslumbrantes, el desierto se deshace en las aristas de las estepas.
Aquí recomienza el paisaje humano y termina el planeta concebido para unos ojos que no son los nuestros: para los del águila roja del que solo atisbamos su sombra, que sigue a la del avión, así como para los de la mosca, reina en estas soledades donde el tiempo parece arder al temblar con el calor. Aquí vemos unos árboles, por fin algo distinto de las gigantescas flores de arena y la fauna de esqueletos de animales.
Y, de pronto, aparece un inmenso puñal de sacrificios, curvo, hecho de rocas volcánicas y cuyas faces negras centellean como los cuchillos de obsidiana de los sacerdotes aztecas: es el valle de los Adites, donde, según la leyenda, yacen enterrados los reyes de Saba que no se encuentran en Mareb.
Las grietas de esas rocas, aún fascinantes en medio de su desolación épica, han atraído desde hace milenios a los reyes y a sus guerreros muertos. Sus pequeñas tumbas de pizarra relumbran con destellos cuadrangulares como las ventanas de las ciudades bajo el sol poniente. "



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