La esfera (fragmento)Ramón J. Sender
La esfera (fragmento)

"La fe es una función de atavismo que sólo puede ser promovida por lo presencial y lo potencial. Esa sustancia de atavismo, la fe, vive —podríamos decir— regresando de futuras comprobaciones. Todo lo que creemos se demuestra en sí mismo, en nuestra fe, pero será demostrable un día con otros medios que los de la estéril experiencia, y quizá de esa demostración de «un día», que ya no está presente en nuestros ganglios para los que el tiempo no existe, regresa nuestra fe en cada instante. Si se habla de «ver a Dios» para creer en Él, se habla en realidad de matar a Dios —que moriría con nuestra certidumbre—. Cuando una religión llama a Dios «la vida eterna» y dice que ir a Él es ir a la vida, dice una verdad sencilla y total, porque Dios es la vida y no puede dejar de serlo y si pudiéramos comprobarlo no sería ya la vida, porque habríamos experimentado su presencia, lo habríamos incorporado a nuestra diferencia cristalizable, al repertorio de nociones, a la persona y a la muerte misma. Existe porque yo lo creo. Yo sólo puedo creer en lo que formando parte de la realidad anterior (de las realidades de un universo «curvo y finito» en el que somos origen, fin y medio) tiene en ellas su esencia y es parte de la esencia misma del universo. El universo solamente puede pensar en sí mismo lo que «sí mismo» es. Nuestra fe, también. Si nosotros estamos en un universo del que somos origen y fin (lo ideamos y «recreamos») nada de aquello en lo que creemos puede estar fuera de ese universo, porque nuestra facultad de fe no ha nacido independientemente del orden universal, sino como un órgano de percepción de algo que existiendo necesita ser creído. Nada de aquello en lo que creemos puede «no estar», porque nos es imposible a nosotros salirnos del orden del que somos producto. "


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