El abominable hombre de nieve (fragmento)Cecil Day-Lewis
El abominable hombre de nieve (fragmento)

"El muñeco de nieve progresaba. Andrew tenía una extraordinaria habilidad en los dedos, y bien pronto la bola fue adquiriendo una forma conocida. La señorita Ainsley recobró parte de su buen humor para decir que a la buena reina le iban a salir hemorroides por estar sentada sobre una silla fría y mojada. Cuando Andrés le estaba dando al muñeco los últimos toques, Eunice entró en la casa y trajo un sombrero de viuda con cintas negras que había sacado del armario de los disfraces. Se lo puso al muñeco sobre la cabeza, y todos echaron un paso atrás para admirar aquella obra de arte. La rechoncha figura de nieve estaba allí sentada, presidiendo regiamente la fachada de Easterham Manor, con las cintas de crespón de su sombrero flotando en el aire. Andrés les dio a Johnnie y a Priscilla una moneda a cada uno para que las metieran en las cavidades de los ojos. En ese preciso instante salió Hereward Restorick de la casa y fue hacia ellos.
[...]
Pero la reyerta de Eunice con Hereward ya era otra cosa. Eunice comprendió que tenía las riendas en la mano, y no pudo resistir el demostrarlo, con perjuicio para los dos; puesto que ella daba a entender bien claramente que Hereward sabe más del crimen de lo que él ha declarado, y que ella misma puede hacerle pasar un mal rato. ¿Qué otra interpretación podían tener sus palabras de que Isabel también era su invitada y que "tendremos que hablar en otra ocasión y en privado?” ¿Habrá llegado a convertirse en chantajista?
De todos modos, ahora vemos por qué Hereward parecía tan preocupado. Lo que es a mí no me gustaría tener a Eunice sobre mis pasos. Eso es lo malo de la vuelta del gusano. Cuando el fuerte se enfurece sabemos muy bien lo que hará. Pero cuando el débil se torna agresivo, entonces hay que pasar por un verdadero infierno; es lo mismo que verse atacado de improviso por un lunático, un hombre ciego, o un extraño; uno no puede figurarse lo que hará, o prevenir sus movimientos, porque probablemente ni ellos mismos lo saben. Me parece lo mejor hablar con Hereward antes de que suceda otra cosa.
Esto fue una buena idea. Sin embargo, a Nigel se le habían anticipado. Cuando entró en la casa preguntando por el señor Restorick, el mayordomo regresó con un mensaje de la señora que le rogaba que aplazara la entrevista por media hora. Nigel decidió aprovechar aquel tiempo para sondear a la señorita Ainsley.
Eunice se mostró en un principio hosca y desconfiada. Pero la paciencia de Nigel, su calma, su aspecto de persona entendida y su imparcialidad, pronto quebrantaron su resistencia. Él comprendía que ella era una mujer muy desgraciada, y Eunice veía en él a un simpatizante desinteresado. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com