La Nardo (fragmento)Ramón Gómez de la Serna
La Nardo (fragmento)

"Nadie repetía la predicción; pero se filtraba en las almas como esos líquidos que se cuelan con un paño.
La sombra más pesada es la sombra de las nubes, que gravita con peso de cielo sobre las espaldas de los que se hacen los perdidos y los distraídos en medio del paisaje, pero aún es más pesada la sombra del presagio de un cometa, porque la derrumbación tendrá empuje que extravasará el enorme cántaro de lo épico.
Toda la totalidad pesa sobre ese cometa y está agarrada a él. A la luz de esas estrellas amenazadoras se fabrica, como bajo el golpe del más potente magnesio, el último retrato de la humanidad y se fijan unos retratos de boda que sólo ha inspirado el terror al astro.
El día de Asor iba llegando. Lo que apenas se creía se va creyendo. La verbena fatal cuelga sus farolillos en la noche. Asor va a incendiar el mundo con los cohetes de su influencia, y al pasar en plena fiesta junto a él lo va a abordar sólo con remover con su enorme proporción las aguas de su alrededor, los espacios alterados por las más potentes ruedas de la tempestad. El gran barco de la Mala Real Sidérea irá embriagado por uno de esos cotillones del Carnaval extraños a su fecha, que se improvisan en los barcos.
En las noches, todo Madrid se asomaba a las ventanas, viendo cómo el cáncer del cielo prosperaba y resultaba inconfundible con las demás estrellas, hasta con ese célebre gallo del cielo que es Júpiter.
Asor se hinchaba. Estaba más bello que nunca. Se veía su ventanal abierto de par en par. Tocaba los gramófonos inmensos de sus salones y esplendente de cinematógrafos atraía como la luz de una gran lámpara a los mariposones perdidos. Era como la verbena de una estrella.
Se hablaba de Asor de balcón a balcón y se veía cómo reposaba el enorme botijo sobre el alto balaustral de los cielos.
Los enamorados estaban prontos a encargarse la alianza urgente en la que estuviese grabada la fecha en que temían el naufragio final. "



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