Una habitación ajena (fragmento)Alicia Giménez Bartlett
Una habitación ajena (fragmento)

"Ayer la señora volvió muy contenta de su paseo por el parque. Traía dos patos y seis agachadizas que había comprado a unos cazadores furtivos y sólo le habían costado ocho chelines y medio. Los entró en la cocina armando mucho alboroto. Me dijo ¿ves como con un poco de imaginación se puede ahorrar dinero y variar el menú? Decidimos que asaríamos los patos y pondríamos las agachadizas en conserva para más adelante. Entonces la señora se marchó a escribir y nosotras nos pusimos a desplumar y arreglar los animales y cuando Lottie abrió el vientre de uno de los patos para sacarle las tripas ¡Dios! fue horrible porque apestaba. Completamente podrido así es como estaba. Entonces Lottie lo tiró al suelo y dijo que habría que decírselo a la señora y yo dije espera un momento y abrimos el otro pato que estaba igual de podrido y las agachadizas una por una. Todo podrido asqueroso para tirar. Entonces Lottie dijo habrá que decírselo a la señora y yo contesté que no que teníamos que llamarla y que viniera a la cocina en aquel mismo momento para que viera y oliera aquella porquería. Así que la llamé y le dije que viniera urgentemente a la cocina pero sin decirle para qué. Puso muy mala cara porque había empezado a trabajar pero no tuvo más remedio que venir. Entonces cuando ya estuvo en la cocina y olió los animales se quedó blanca y parecía que iba a vomitar. Enterradlos en el jardín, dijo. Cuando ya los habíamos enterrado vino por la cocina y se echó a reír y me cogió del hombro y dijo cada uno debería dedicarse a lo que sabe hacer ¿no es cierto Nelly? Yo sólo le sonreí un poco y no le contesté nada. La verdad es que como la cosa había salido mal entonces ella lo tomó como una niña que hace una travesura pero si hubiera salido bien y las aves hubieran sido buenas entonces yo hubiera sido la cocinera tonta que no sabe comprar bueno y barato y ella la señora que igual que es muy lista para escribir libros también lo es para todo lo demás.
Por la noche cuando ya estábamos en la cama Lottie y yo nos reíamos tanto que movíamos los colchones porque decíamos ¿Qué cosa deliciosa nos traerá mañana la señora a la cocina? y yo dije espero que no traiga cosas muy a menudo porque el jardín va a ser como un cementerio. Entonces Lottie se reía tanto que le dolían las cicatrices de la operación y tuvo que parar y quedarse un rato muy quieta. Me alegro de que esto haya sucedido porque la señora ha querido darme una lección y la lección se la ha dado ella misma aunque quizás lo que hubiera debido hacer es guisar esos patos de todas maneras y servirlos podridos. "



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