Las maldiciones (fragmento)Claudia Piñeiro
Las maldiciones (fragmento)

"Amanece.
Un haz de luz se filtra a través de la persiana.
Fernando Rovira apenas durmió. Debería haberlo hecho, dormir, descansar, para poder lucir fresco. Se duchó al llegar de la casa de su madre, para relajarse, como ella le había aconsejado tantas veces, pero es evidente que en esta ocasión no surtió efecto. No quiere que las ausencias de Román y Joaquín empañen la presentación del proyecto de ley que es su estandarte político. Sigue dando vueltas en la cama, mientras su cabeza va de los argumentos y considerandos económicos, sociológicos, políticos y de representación para defender la creación de Vallimanca —que una vez más repite de memoria— a las indicaciones que le dio su madre para no trabar la energía de Román y empeorar la situación. Ella le aseguró que no debía preocuparse ni por su hijo ni por quien ayudó a concebirlo. Así nombra Irene a Román: el concebidor. Su madre sabe que la palabra no existe pero, a falta de otra adecuada para ella, la inventa. No es el padre, no es un donante anónimo de esperma. Es lo que es, un facilitador de la concepción. “El arrebato déjalo para cuando tengas que hablar en el Congreso o en un debate televisivo, para la vida real, ésta, la que nos toca batallar día a día, pie de plomo”. Y lo hará de ese modo, tal como le aconsejó su madre. Al menos por ahora. Su única preocupación por el momento debe ser convencer a periodistas, intendentes y políticos de la oposición de que no existe mejor opción para gobernar la provincia de Buenos Aires que dividirla en dos. Fernando Rovira no tiene dudas de que Román eligió ese preciso día para irse de la cobarde manera en que lo hizo porque especuló con que él, el líder de Pragma, no podría abandonar el proyecto al que dedicó tanta energía, tiempo y esperanzas para salir corriendo a perseguirlo. Si lo pensó así, mostró cierta inteligencia, o cierta astucia al menos. Por supuesto que él no puede salir corriendo detrás de Román hasta después de que termine este evento programado hace tanto y con tanto esfuerzo. Primero, la rueda de prensa y defender el proyecto, más tarde tendrá todo el día para ocuparse de encontrarlos. No pueden haber ido demasiado lejos. Y, desde luego, no pueden haber cruzado ninguna frontera.
Román no tiene ni recursos ni contactos suficientes. Y él ya dio aviso a los suyos, Vargas en persona le confirmó que las fronteras están cerradas para Román Sabaté. Se lo imagina escondido, temeroso, casi deseando que lo encuentre. Y él, está absolutamente convencido, lo va a encontrar. "



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