Itzam Na (fragmento)Arturo Arias
Itzam Na (fragmento)

"Entonces la Santa se sonrió toda maliciosa y dijo bien alto, ¿Sabían que aquel tío es accionista de la Squibb-Mathieson? ¡Por eso es que defiende los productos químicos! Y le apuntaba así con el dedo al viejo, maestro, que se cagaba de la risa y le agarraba el dedito con su manota y se lo retorcía, Soy capitalista y a buena honra, decía. ¿Qué se andaban creyendo ustedes? Y se rascaba el pecho así, ¿ya vas? Porque andaba en camisa sport, abierta hasta acá. Tengo bastantes construcciones Xela. Bastante tierra por aquí. Y lo último es el Gran Hotel Cuchumatanes que va a ser todo un señor hotel de primera, que vamos a levantar allá, detrás de aquel cerro, y nos enseñaba, maestro, un cerrito así a toda madre donde había vacas Holstein que eran de él también. De un lado domina el valle de Huechue y del otro estaban los Cuchus, lindos. Alrededor del cerro en media luna vamos a levantar el hotel, decía el viejo, porque ya ven, aquí está viniendo mucho turista ahora y no hay nada decente. El Hotel Saculeu es una porquería. El Gran Hotel Shinula ni hablar. Y ahora que el Instituto Guatemalteco de Turismo está dando facilidades enormes hay que aprovechar. Nosotros aquí tenemos mucho piedrín así que eso nos ahorra su buena cantidad en el costo de material. El dinero que nos da el INGUAT podemos invertirlo en otra cosa. Mi idea es una lavandería, que sería la lavandería del hotel. La montamos, la ponemos a funcionar y se va pagando sola. Media vez está terminado el hotel, entra a funcionar para él y tranquilos. En Huehuetenango no hay lavanderías tampoco. Y al viejo le brillaban los ojos, maestro, se veía que esas ondas eran su elemento. Movía las manos para indicarnos que esto y que el otro, que un arquitecto que era pariente del Niño Dios estaba trabajando la maqueta y que sociedades anónimas y mierdas, maestro. Ya ves que soñaba igual a mi viejo con su Guerrilla Playland, cuando todavía era nomás un proyecto. Fue ahí donde nos quedamos en la discusión, porque ya los frijolitos y el plátano en gloria los comimos tranquilos y después el viejo pidió disculpas porque era la hora de su siesta y desapareció por uno de los cuartos y nosotros salimos afuera a echarnos en la gramita fresca, al lado de las vacas.
El Establo me criticó mucho por haber vuelto a casa al lado de mi madre enferma después que ella misma me había echado de la casa de la manera más baja, por no decir vulgar. Pero hay momentos en que no queda otra que tragar bastante saliva y ay va uno para adelante. En julio ella tuvo su accidente de carro con mi padre y la tía Maru. Hubo que llevarla de urgencia al hospital, donde metieron la pata dos veces en el diagnóstico. Y esto en el que se dice ser el mejor hospital del país, y es desde luego el más caro. No puede haber duda que los médicos son los más grandes mercenarios del mundo capitalista. Bueno, en septiembre mis padres deberían haber salido para Europa a visitar al Kiko que estaba especializándose en Francia y es precisamente el gran amor de mi madre. Dos días antes de salir, ella comenzó a tener mareos y vómitos y muy pronto se le paralizaron la pierna y el brazo derechos. Cuando yo llegué a la casa, diez días después, su condición era muy seria. Estaba completamente inmóvil y no me reconoció. Hasta ese momento los médicos no habían dado un diagnóstico y la verdad era que no sabían qué era lo que ella tenía. El Tracy y mi papi que habían estado al lado de ella día y noche desde el accidente de julio ya estaban tan agotados que eran incapaces de tomar una decisión. Y encima de todo, le escondían la verdad al Kiko para que no se dejara venir de Europa, aunque por fin lo hizo, llegando a la casa tres días después que yo. De allí que yo aceptara irme a Houston con toda la familia y esa cosa, aunque me vine antes y fue el Kiko quien se quedó allá los dos meses y medio en ese hospital de locura. Y encima que ella me había tratado tan mal antes, muy mal, yo consentí ir hasta allá por solidaridad familiar. Sin embargo el Kiko todavía me criticó por venirme antes y dijo que yo era muy poca cosa. Claro, él era el consentidito de ella, yo en cambio era vista como una puta casi, aunque lograra controlar el dolor que me causaba la falta de comprensión y darle vuelta al asunto llamándome orgullosamente a mí misma la Gran Puta. Pero cuando yo me vine ya ella estaba fuera de peligro, no era como si la abandonaba en un momento crítico. "



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