Totalidad sexual del cosmos (fragmento)Juan Bonilla
Totalidad sexual del cosmos (fragmento)

"Tantas miradas han bañado su cuerpo que quizá falte la suya propia para poder verse. Vuelve a la pintura, necesita autorretratarse, lo que no va a impedir que siga posando, aunque a partir de ahora va a elegir a los pintores o fotógrafos que merezcan retratarla. Porque lo dijo en un poema y lo cree de verdad; cuando poso / mejoro a quien me mira / lo vuelvo artista. Porque sí, Miguel Ángel era un artista, sin duda, pero si le dan a elegir con quién irse un rato a conversar o a lo que se tercie, preferiría mil veces irse con el muchacho que le hizo de modelo para que esculpiera al David. ¿Qué muchacho posaría para que Cellini tallase el Perseo? ¿Qué hembra suculenta estuvo un rato quieta y tensa para que el anónimo escultor griego consiguiese darle forma a la Venus Calipigia?
Por otra parte, ha cosechado fama de escandalosa, de hembra libertina, de fulana casi, así que muy bien: cultiva aquello por lo que te ataquen porque ahí encontrarás lo mejor de ti. ¿No dicen que es una calientabraguetas? Van a verlo ahora. ¿No dicen que es una descarada? No lo saben bien.
Vive sola en un ático con terraza de la calle 5 de febrero, 18, donde muchas tardes comparecen Anita Brenner y Tina Modotti para estar un rato sin hombres que la cortejen, entre los que ella ya siente clara predilección por el niño Matías, tan bonito, y poco a poco aquello se va llenando de plantas y flores y se vuelve un jardín aéreo. Se da cuenta de que necesita aún, o quizá ahora más que nunca, que la vean, existir es ser visto, porque si no, el truco de magia no funcionará, es ahora me ves ahora no me ves, y para cuando llegue la invisibilidad hay que estar bien seguros de que nos han visto. Y ella necesita aún ser vista en Ciudad de México; por eso cuando Matías Santoyo le dice que va a probar suerte en Estados Unidos ella se encoge de hombros, nos vemos a la vuelta, yo ahora no puedo acompañarte. Se ha sindicado en el Sindicato de Artistas, es la primera mujer que lo hace en México. Y su nombre, desemparejado del de Atl, parece que puede vivir por sí solo. Va a hacer un viaje en automóvil, le hace especial ilusión porque nunca le solicitan nada, nadie le pide colaborar en revistas o recitales, ni en exposiciones, ni para decorar una sala, nada, y la verdad es que le da igual, aunque quizá se engañe porque le hace mucha ilusión que una publicación cualquiera le pida colaboración. La revista se llama El Automóvil en México. En realidad, le solicitan que haga de modelo, lo de siempre, que se deje fotografiar en un viaje en automóvil con destino al mar, pero mientras se lo proponen aparece la idea de que quizá convenga echar mano de sus dotes de escritora para que ella misma se encargue del texto, y vale. La idea ha partido de Antonio Garduño, fotógrafo de novias, el más famoso retratista de estudio de México, no hay niño importante en el país que no tenga su retrato de comunión firmado por Garduño, no hay novia que no sueñe con que sus padres puedan pagarle un retrato de Garduño en el gran día. Cada vez que ve a Nahui, Garduño se la merienda con los ojos si es por la tarde, se la desayuna si es por la mañana. Es un hombre mayor, hace ya rato que dejó atrás el medio siglo. Poco apetitoso, gordo, seboso, acaramelado. Es también un fotógrafo antiguo al que no se le ha ocurrido mejor modo de coquetear con ella que llevándosela al mar en auto, un Templar que conduce el empresario Bert. Salen una mañana temprano y todo es camino hacia el mar y ella apunta en su cuaderno dónde hay un bosque y dónde una ermita y qué pueblos dejan atrás y dónde paran a tomar algo y dónde hacen noche, en una posada infecta. Lo único realmente interesante de las anotaciones que va haciendo es el título que ha colocado en la primera página del cuaderno: un título puesto antes de que se empiece a escribir el diario de un viaje ya denota qué espera uno encontrar o al menos qué va a ir buscando: El infinito en lo ínfimo. Y en efecto, eso es lo que encuentra, infinito por todas partes, en cada kilómetro que se queda atrás, en el manglar y en el desierto, en el espejo del infame hotelito donde pernoctarán y en el momento de silencio tras la comida con los compañeros de viaje: se trata de agujeros que se abren de repente en el decurso cotidiano, basta caer al fondo para comprender que hay otras dimensiones pero están en esta, que el tiempo no es sólo lineal, no sólo adelanta sus pasos hacia un hipotético futuro siempre inalcanzable, sino que a veces se ampara en su propia repetición para simular que se bifurca, que abre senderos nuevos que nos permiten no sólo alcanzar lo que quedó atrás mediante el espejismo de la memoria o el sueño, sino también inventariar un presente distinto donde el presente de los otros no sea más que simulación, fachada, mera realidad que oculta la corriente que va por dentro y a la que no hay otro remedio que llamar vida. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com