Por eso dedicamos nuestros libros, de Oraciones para un dios ausente "Por eso dedicamos nuestros libros a los muertos. Porque tenemos la vana convicción de que nos escuchan. Nosotros, cómplices de oficios menos inocentes, creemos que seremos dioses en otros mundos porque pensamos que la felicidad es la distancia del milagro cuando soñamos con una palabra, cuando vemos alzarse los aviones. Mi primer síntoma fue callar la protesta. Sólo hubo tardes de presencias inútiles. Asistir a la hora exacta para ahogarme en silencios no descifrados. Si no pudieron los expertos quién hará hablar a la renuncia. Las luces de neón en el camino dicen más de mi ruina cotidiana. Desde entonces he dejado de merodear en el pasado. Por eso me volví poeta porque pasa lento el tiempo en soledad. ¿No es apenas un peligroso instante lo que sostiene nuestra cordura? ¿No depende la locura de nuestra única, frágil, cuerda? ¿No pende ella de un solo término, del preciso término aquel que nos salva o nos condena? Tus padres te miran. Ellos habitan en tus delirios. Te recuerdan las fechas, el cumpleaños, el aniversario. Te corrompen tus sueños. Conspiran en las viejas fotos. Te anuncian tu próxima liberación. Tus padres te dicen: Todo tiene solución menos la muerte. Pero yo sé que nunca más callarán mis nervios y me hundiré en mi muerte simbólica. Sin más definiciones. Me dices que te hable sobre mi vida. Yo te propongo un poema sobre la locura. Me propones una frase para desarrollar un poema. Poema es momento presente, lo que me ocupa. Me dices que me ponga en el lugar de la que me hubiera gustado ser. Yo te digo que una actriz de cine famosa para vivir y ser amada por miles que es como volar por encima de una playa y saber que aquella gente me mira y me llama. Eso es morir. O suicidarse. Vagar como un fantasma ausente en la conciencia de miles sin cuerpo ni cara. Para verlo tomar palco entre miles estupefactos y llamarme. Suelo volar como una paloma herida en una playa interminable y dejar rastros de sangre ante el tin tin ausente de tu teléfono, llamarte es confrontarme con la realidad inexorable de un fracaso. " epdlp.com |