La vierge de l'opéra (fragmento) "Pero ella había concebido, del recuerdo de su vida de pobreza, un desprecio sin límites por los hombres. Ya no creía en la sinceridad de los corazones ni en los sentimientos nobles. En vano experimentó la adulación desenfrenada de los salones; en vano el mundo la divinizó, echando un velo sobre su pasado de miseria: Flora ocupó su lugar en la mesa de los embajadores; las duquesas la llamaban su amiga, para que concediera a sus salones el prestigio de su voz y de su moda; pero conservaba su orgullo salvaje, y no olvidaba, en medio de aquellas caricias, de esos halagos, de esos regalos, que este mundo no se había apiadado de ella cuando temblaba bajo los harapos, cuando dejaba escapar notas temblorosas de sus labios, azules y rígidos por el frío. " epdlp.com |