Vambery (fragmento)Nikolai Tikhonov
Vambery (fragmento)

"Era un niño judío pequeño y cojo. Su nombre era Herman Vambery. Su familia vivía en un remoto pueblo húngaro. Había pantanos por todo el pueblo, y en la casa de Vambery la pobreza llamaba a cada ventana y puerta. Para no morir de hambre, todos tenían que trabajar, adultos y niños. Los pantanos que rodeaban la ciudad proporcionaban trabajo. Contenían sanguijuelas largas y delgadas. Estos pequeños monstruos tenían una gran demanda en aquella época. Se enfermaron y chuparon la sangre enferma. Se adquirían fácilmente en las farmacias. Se necesitaban en abundancia. La familia Vambery vendía sanguijuelas y se ganaba la vida gracias a ellas. Todas las mañanas, Vambery y sus hermanos y hermanas se reunían alrededor de una gran mesa donde pululaban montones de sanguijuelas. El niño los seleccionaba por largo y grosor, los limpiaba de mucosidad y los bañaba con agua fresca. Después de clasificar, lavar y colocar las sanguijuelas en bolsas de lona, ​​los niños se lavaban las manos y se iban a almorzar. Mamá sirvió una olla grande de patatas calientes y desmenuzadas.
-¿Qué más pasará, mamá?- preguntaron los niños.
“Comed esto, y de segundo plato habrá patatas”, respondió la madre, “hoy hay muchas”.
Pero ella no siempre respondía así. A veces no había ni un trozo de pan ni una sola patata en casa.
No tenía sentido mirar hacia la cocina. La estufa no estaba calentada. Luego los niños huyeron de casa hacia el desierto de la ciudad.
Allí, sobre la hierba aplastada, entre los arbustos inclinados y los montones de basura, se agolpaba la gente más libre y harapienta, gitanos con enormes botones que sujetaban sus harapos, mendigos, desempleados, artesanos y simples vagabundos."



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