Nada es verdad (fragmento)Veronica Raimo
Nada es verdad (fragmento)

"Mis padres estaban tan entusiasmados con esos dos cuadros –serían los únicos de toda mi carrera– que decidieron enmarcarlos y colgarlos en el pasillo.
Cuando llegaban invitados a casa siempre había un momento para una visita guiada por la pinacoteca del vestíbulo, y ante el aluvión de cumplidos sobre la espectral oscuridad de aquel mar tumultuoso y la romántica soledad de la cabaña montañosa, acabé convenciéndome de que parte del mérito de verdad me correspondía. Era yo quien había decidido qué cuadros robar, no me había dejado seducir por trazos nítidos o pinceladas pueriles, ni mucho menos por vulgares retratos de familias felices, arbolillos o paisajes bucólicos. Ya había adivinado dónde anidaba mi acendrada vocación por el Sturm und Drang.
Los dos cuadros siguen colgados en el pasillo de casa de mi madre. Cuando voy a verla y paso enfrente de ellos me asalta la tentación de decirle la verdad, pero mucho me temo que no me creería. Mis raros intentos de ser sincera con ella no se los toma nunca en serio, sino que los mira más bien con una mezcla de recelo y lástima. Si se percata de mi turbación ante los cuadros se me acerca y me acaricia la cabeza, como si hubiera vuelto a ser la niña que los hizo, aunque esa niña no sea yo."



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