La mano del enemigo (fragmento) "Te amo —dijo Emma en voz baja—, y todo esto es solo una conversación. No sé a qué estás jugando, ¿a qué juegas, Doming? Enamorarse solía ser sencillo. Ya no lo es. La gente nace demasiado lista, demasiado tonta o demasiado perversa para ello, o quizás ha dejado de nacer y sólo los cobardes superficiales, frágiles y espurios andan por las calles. Te amo —repitió—, y me gustaría compartir una vida contigo, viviendo donde quieras, haciendo lo que quieras. Ojalá pudiera decir que siempre seremos felices después, pero ya no somos niños y no haré esa promesa. —Ese fue un buen discurso —dijo Domingo Gorrez, mientras delataba sus sentimientos aplastando una colilla contra el suelo con trémula mano. Los tengo mejores —respondió ella, buscando en su rostro alguna mueca de desprecio. Él le tomó la mano y la sostuvo." epdlp.com |