El cofre dorado (fragmento)Ferenc Móra
El cofre dorado (fragmento)

"Sonrió. ¿Qué diría la abuela Rómula si descubriera que su nieta aún tenía un esclavo de pequeña, con quien disfrutaba jugar más que con nadie en el mundo? ¿Qué diría Flor de Granada si también lo amordazara? Claro, si tenía algo, se miró a su alrededor. Pero no tenía pañuelo ni cinturón. Vestía un ventus textilis, como llamaban en Bajae al traje de baño de seda de araña. «Aire ​​tejido». Pero el aire tejido llevaba dos días prohibido. Cualquiera que saliera del agua debía ponerse inmediatamente una capa. Nunca se habían escuchado tantas risas en Bajae como cuando el edil de Cumas, bajo cuya jurisdicción recaía el baño más famoso del imperio, gritó esta orden. Todos preguntaban a los lictores qué sería de las ninfas que pululaban como peces en la bahía de Nápoles. Al fin y al cabo, esta era su tierra natal, e incluso las sirenas solían venir aquí a celebrar sus bodas, si hay que creer a los poetas omniscientes. ¿Y qué será de las Oréades de los manantiales y arroyos, de las Náyades de los pozos y lagos, que solían perseguir a los Tritones desde Miseno hasta Sorrento? ¿Y qué de los Panes y los Sátiros, de los jardines del placer y las arboledas íntimas, de los poderosos y serviciales dioses de las encrucijadas y los senderos forestales, sin los cuales Bajae es inimaginable? Después de todo, son las últimas e infalibles esperanzas de las mujeres estériles que peregrinan hasta aquí."


El Poder de la Palabra
epdlp.com