Caroline Schelling Epístola a Luise Gotter (fragmento) "Cada nueva carta de Lotten me hace quererla más y más. No puedo describir la alegría que siento por su mejoría; casi me recompensa por las horas tristes que la pobre niña errante me causó tanto. Si quiere, puede llegar a ser muy buena. Hoy leí una carta de Therese Heyne que casi me reconcilió con ella. Estaba dirigida a Lotten; siempre las envían abiertamente a nuestra casa después de que mi madre le comunicara a la señora Heyne su preocupación por sus hijas, que están completamente del lado de Hockel, a Lotten le gustaría saber algo sobre ellas. Quizás tú también puedas leerlo, pues sé por las cartas de Therese que tu marido vio algunas. Tendrá tu aprobación, igual que la mía. Ese fue precisamente el aspecto de Therese que me deslumbró. Realmente tiene estos principios, creo que siempre podré asegurarlo. Pero ahora se deja llevar demasiado por el torbellino vital como para poder practicarlos de modo consuetudinario. Es más probable que la gente le perdone su naturaleza tan libérrima, porque parece ser inherente a su temperamento. Habla sin parar y siempre con ingenio, por lo que se vuelve insoportable para algunos y deslumbra a muchos. En general, no le tienen cariño, pero tiene varios admiradores declarados. No se le puede culpar por acciones secretas, pero su reputación no habría estado tan bien preservada si no hubiera protegido la de su madre, ya que es hija de un hombre del que prácticamente depende la universidad, tiene muchos amigos en Hannover y, además, es una mujer digna. Heynen se relaciona con mujeres tan poco como Blumenbach, pero asisten a todo tipo de espectáculos públicos y nunca faltan; los Heynen siempre son los primeros en ser mencionados. Por lo tanto, solo se relacionan con caballeros, quienes además suelen tener libre acceso a su casa. Esto, me temo, tienta a Theresa a tomar medidas que no concuerdan con sus palabras anteriores. Pero a pesar de todos sus buenos principios, su carácter es muy engañoso y —no seré tan poco sutil como para mencionarlo— poco dúctil de corazón, pero también carente de la más mínima bondad." El Poder de la Palabra epdlp.com