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Sofía (fragmento) "Es fácil comprender cómo Sophie adquirió su independencia intelectual y originalidad, dado que sus padres poseían estas cualidades, que en su hogar siempre se reunía un círculo de personas excepcionalmente bien instruidas y que se le permitió crecer casi sin educación, es decir, sin restricciones, y sobre todo sin ideas impuestas. Pero de dónde le vino su amor por el orden, su frugalidad, su don para sacrificar todas las necesidades personales y, al mismo tiempo, su gracia, su arte para vestir, su fino sentido del decoro tanto en lo más nimio como en lo más relevante, la delicadeza del gusto que hace a la verdadera mujer tan adorable, y a menudo tan singular, y precisamente por esta limitación, tan enigmática para los hombres; de dónde le vino todo esto, ya que nunca lo había visto a su alrededor, sería más difícil de explicar. Semejante fenómeno deshonra muchos sistemas educativos de calidad y conduce precisamente a una aristocracia espiritual, que luego, por supuesto, es extremadamente odiada, y con razón, por quienes, de otro modo, se preocupan menos por la igualdad. Ella misma no podía explicarlo: gran parte de ello parecía haber sido innato. Cuando era niña, sentía vergüenza por esta disimilitud. Su atuendo, que su madre descuidaba por completo. La falta de elegancia en el habla y los modales de su madre la distanciaban de ella. La rigidez y frialdad del entorno que la rodeaba desde su juventud despertaron en ella una oscura repugnancia mucho antes de que conociera otra cosa. En estas circunstancias, sin embargo, su naturaleza también adquirió un cariz menos encantador. A medida que se desarrollaba, era incapaz de aceptar cualquier idea, cualquier principio, sin más. Antes de poder adquirir algo, debía pasar por el criterio de su propia forma de pensar, de la cual una imaginación infinitamente vívida formaba un componente esencial; sin embargo, entonces estaba firmemente arraigada en su alma. De aquí surgieron tanto la terquedad como la unilateralidad. Había una completa discordancia entre su madre y ella: ni siquiera se le permitía tener compañía, y cuando ocasionalmente la exigía, era más por un sentimiento de legítimo derecho a ella que por necesidad. Esto le confería una mente retraída, una reticencia al altruismo y una notable reticencia cuando no era comprendida." epdlp.com |