La casa que arde de noche (fragmento)Ricardo Garibay
La casa que arde de noche (fragmento)

"Rumbo al río Bravo, en el mar de mezquites enanos, junto al camino angosto que casi nadie transita, se alza una casa de dos pisos de madera, agobiada de portales, corredores, aleros, ventanas y barandales y un mirador de techo de dos aguas tan delgado que tiembla con el viento. Desde lejos sobresale blanca, solitaria, casi aérea contra el horizonte montaraz; de cerca se ve sólida y parda de tiempo y polvo. Después del portal se tiene la sensación de estar entrando quién sabe dónde, en otra casa, lejos de los esbeltos pilares de madera y del sol brillante y altísimo del desierto, que han quedado a la espalda, al alcance de la mano. El espacio se vuelve oscuro, estrecho y bajo, invadido de puertas, ventanucos, pasillos, escaleras que crujen. Los dos pisos de afuera se convierten en cuatro o más aquí adentro, como si hubieran venido improvisando entre pisos para satisfacer urgencias que procrean guaridas y desniveles. Cada puerta da a un cuarto, cada cuarto es enteramente independiente y tiene un nombre pintado en la puerta. Algunos nombres están desleídos, otros parecen recién pintados sobre la madera raspada con lija, o se ven encima de otros todavía legibles. Y pasillos a derecha, a izquierda, cortos y largos, estrechísimos, y escaleras, escaleras de escalones altos, escaleras de escalones pequeños, escaleras razonables y escaleras que desembocan en ventanas clausuradas o en puertas que se abren al vacío o en otras escaleras que van a dar a rincones o a muros de madera nueva; y luego, alguna que se antoja interminable, hacia arriba, como pozo que la silenciosa claridad del mirador alumbra apenas. Un olor mojado se apelmaza en los rincones innumerables, un olor rancio y frío, como costra de quejumbres, y un sabor a vómito, a entrañas, dulzón y ácido. "


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