Recuerdos míos (fragmento)Isabel García Lorca
Recuerdos míos (fragmento)

"Recuerdo con especial lucidez la hora de la siesta. Todo se paralizaba. Nosotros, los cuatro hermanos, nos encerrábamos después de comer en una sala grande y fresca donde había cuatro mecedoras. Se cerraban totalmente sus dos ventanas y sólo entraban rayitos de luz brillante por sus rendijas. Era como un fanal. Federico tocaba la guitarra – la misma que hoy se conserva en la Huerta de San Vicente, y que nunca más después oí tocar – y cantábamos; no las canciones populares que él después recogió; eran las canciones cultas de los cancioneros de los siglos XV y XVI que él conocía tan bien, y otras populares, sobre todo asturianas, gallegas, catalanas, castellanas. Todas las recuerdo. Muchas de ellas a dos voces, que mi hermano Paco hacía a la perfección. Algunas veces Federico solo cantaba jondo, pues no se canta a coro y los demás no sabíamos. También recuerdo sus letras preferidas. No son tan tampoco las que más se suelen cantar.
No sé lo que durarían estas siestas cantoras a las que tanto debo y que tanto han influido en mi educación musical.
Después nos dispersábamos y nos íbamos a nuestros cuartos. Todos estaban encalados con el techo pintado en un azul fuerte, como si se quisiera meter el cielo dentro, menos el de Federico, que por voluntad propia estaba pintado de un tono violeta. Se llevaba lo que él llamaba “café iluminado”, y entreabría su ventana para que sólo cayera un chorrito de luz sobre sus cuartillas. Escribía mucho en las primeras horas de la tarde."



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