No solo de pan vive el hombre (fragmento)Vladímir Dudíntsev
No solo de pan vive el hombre (fragmento)

"El inventor cruzó la alfombra con paso firme y se detuvo ante la mesa. Vestía una chaqueta militar, zurcida hasta los codos, pantalones militares por fuera del pantalón con ribetes rosa pálido descoloridos y botas pulcramente remendadas. Todo estaba planchado y lustrado. El inventor permanecía erguido, con la cabeza ligeramente levantada, y Leonid Ivanovich percibió de inmediato la distintiva majestuosidad de su figura, el porte tan agradable en los militares esbeltos. Su larga melena rubia, sin cortar, que caía en dos grandes mechones, enmarcaba una frente alta, profundamente surcada por una única y pronunciada arruga. El inventor estaba bien afeitado. Por un instante, sonrió nerviosamente con una mejilla hundida, pero inmediatamente apretó los labios y miró suavemente al director con los ojos grises y cansados de un sufriente.
Esta mirada amable inquietó ligeramente a Leonid Ivanovich, quien bajó la vista. Tres años antes, el inventor había solicitado al briz (es decir, a la oficina de inventos) de la planta una máquina para la fundición centrífuga de tuberías de alcantarillado de hierro fundido. Los materiales se enviaron al ministerio, se produjo la correspondencia y, a partir de entonces, antes de cada viaje de Drozdov a Moscú, este hombre reservado, tranquilo y aparentemente muy persistente acudía a él para pedirle que entregara una carta al ministro y, de alguna manera, impulsara el asunto. Y este, su último viaje a Moscú, no estuvo exento de una carta."



El Poder de la Palabra
epdlp.com