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Choque de civilizaciones (fragmento) "Los pueblos musulmanes dividieron la historia de manera diferente. Tomando como referencia la hégira, o sea la huida de Mahoma de la ciudad de La Meca en el año 622 de la era cristiana, establecieron esa fecha como el año uno de su calendario. De modo que su itinerario histórico ha sido diferente y distinto su acervo cultural. Las ideas occidentales sobre individualismo, liberalismo, constitucionalismo, derechos humanos, igualdad, libertad, imperio del derecho, democracia, mercados libres y separación de iglesia y Estado han tenido poca resonancia en las culturas orientales, como la islámica, la confuciana, la japonesa, la hindú, la budista o la ortodoxa. Y no es fácil, como pretenden hoy los líderes occidentales de la globalización, cambiar identidades culturales y tradiciones hondamente arraigadas en pueblos en los que la religión y las supersticiones no cesan de aumentar su influencia social, política, familiar e individual. La globalización de las ideas y los principios de Occidente tiene ese límite. Si bien el mundo se ha «achicado» a partir de las comunicaciones por satélite, los pueblos de Oriente no parecen dispuestos a aceptar los valores culturales que les vienen de fuera. Los propios conceptos de «globalización» y «universalización» son netamente occidentales. En consecuencia, la interdependencia no se presenta ante los ojos de las civilizaciones orientales como una fuente de cooperación sino de conflicto porque saben o intuyen que, en el fondo, es dependencia. Por eso Huntington concluye que «los esfuerzos de Occidente para promover sus valores de democracia y liberalismo como valores universales, para mantener su predominio militar y para desarrollar sus intereses económicos, engendrarán respuestas contrarias de otras civilizaciones», por lo que, en su opinión, el choque entre ellas no sólo resulta inevitable, sino que además es un obstáculo para cualquier proyecto de alcance mundial. Es evidente que la confrontación cultural se plantea en el mundo cada vez con mayor fuerza. Este es un dato de la realidad, al margen de los culturalismos, esencialismos, confesionalismos y etnicismos, tan propios de los fundamentalismos de un lado y del otro, con que se ha enredado el tratamiento del tema; y al margen también del sustento que los planteamientos de Huntington han dado y pueden dar a los afanes hegemonistas de ciertos sectores norteamericanos, inspirados en la estrecha visión del mundo de Francis Fukuyama de que la única y posible «civilización universal», después de la contienda de la guerra fría, es la que se inscribe en la democracia liberal y capitalista con mercados abiertos. Al margen de todo esto, es claro que existe una profunda pugna entre culturas y civilizaciones. De un lado está la indignación de los pueblos orientales por la agresiva penetración cultural occidental, y, de otro, los intereses políticos y económicos concretos de las potencias de Occidente que ven al mundo como un solo y gran mercado que debe ser controlado y abastecido." epdlp.com |