Fuego en la montaña (fragmento)Anita Desai
Fuego en la montaña (fragmento)

"Lo que tanto le agradaba y le satisfacía de aquel lugar, de Carignano, era su desnudez. Era esa, sin duda, la principal virtud de todo Kasauli: la aridez. Tenía rocas, tenía pinos. Tenía luz y aire. En cualquier dirección se dominaba un inmenso panorama: hacia el norte, las montañas; hacia el sur, las llanuras. De tanto en tanto, un águila se deslizaba a través de aquella masa diáfana y despejada de luz y aire. Nada más.
Y Carignano, su casa de la cima del monte, no tenía nada más. ¿Por qué habría de tenerlo? El sol relumbraba sobre los muros blancos. Las ventanas estaban abiertas; las orientadas al norte, abiertas sobre las ondulaciones azules de los Himalayas, que fluían hacia la lejanía y se elevaban hasta la franja de hielo y nieve dibujada sobre el cielo; las ventanas orientadas al sur dominaban el empinado despeñadero y la llanura, rasa y yerma, que se extendía hasta un horizonte difuminado.
Sí, había unos cuantos albaricoqueros cerca de la casa. Había matas de lirios que habían terminado de florecer. Estaba también la cocina, con un penacho de humo elevándose desde la chimenea y un montón de leña junto a la puerta. Pero éstas eran cosas incidentales, casi insignificantes. "



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