Los mitos (fragmento) de El convaleciente "¿Queréis que entre el arrullo de mis brazos tiemble el dormido corazón de Helena como entre sus asiáticas murallas y el vulnerable hijo de Peleo otra vez en su lecho halle al amigo por el que rugió hermoso? ¡Ay, quién pudiera con su soplo alentar tales prodigios y devolver la vida con su canto a quienes se mostraron por la tierra con tal deseo espléndido! Una aurora puedo mecer en vuestros corazones despertando la rosa en las mejillas de aquellos hechos, dando a sus miradas glaucos ojos y finas como liebres piernas aventureras que recorran con pasmo el verde mundo y, al regreso de sus trabajos, bellos cual conquistas de extraños soles, darles el acanto como fresco cojín de sus placeres. ¿Mas debe el hombre transmitir el culto de sus demencias? ¿Debe en sus delirios arrancar de la nada los secretos del caudaloso manantial antiguo sobre el cual las voraces primaveras desfilaron cual mármoles de sueño su gentil pubertad? Aquellos seres, aquellas enigmáticas hazañas, aquel juego de dioses sometidos a la gran seducción de nuestra muerte y al efímero arder de nuestra carne, sombras deslumbradoras eran antes de sonar la verdad, pero unas voces siguen viviendo ocultas en las blancas médulas de los árboles, devueltas a la naturaleza en que nacieron. Y expiarán allí su eterno encanto, transmitiendo al silencio sus gemidos profundos, como de élitros que suenan, ese informe clamor que a quien lo escucha convierte en criatura inconsolable. " epdlp.com |