Destrucción de la mañana (fragmento) "Dejo correr la sangre de las manos. Acostado en la cama la examino. Las sábanas la sorben dulcemente con la quieta avidez de su blancura. Brota incesantemente. A borbotones. Tibia y curiosa asoma a mis muñecas y escapa presurosa de mis manos. Son manos de vencido. Ellas debían coger la gloria, amor, coger dinero. Un día las creí capaces de ello. Pero nada aprendieron. No eran hábiles. O el empeño excedió su exigua fuerza. Pobres manos humildes y vacías. Tiemblan un poco. Tiemblan asustadas. Asustadas y débiles parecen pedir excusas porque son mediocres. Les sonrío a mis manos. Las levanto y las uno. Las siento desvalidas. Y atisbo como repta sigiloso ese zumo tan rojo de la vida. " epdlp.com |