La espera (fragmento)Guillermo Blanco
La espera (fragmento)

"Las imágenes comenzaron a hacerse vagas, a moverse de una manera fantasmal en su mente, a medida que el sueño tornaba a enseñorearse de ella. Se dormía. Traspuesta aún, veía los ojillos agudos, pérfidos del hombre, su rostro sin afeitar, cruzado por dos tajos mal cicatrizados , la mandíbula cuadrada, sucia, los labios carnosos entre los que asomaban dos hileras de dientes amarillos y disparejos y ralos, y unos colmillos de lobo ; la cabeza hirsuta, la estrecha frente impresa de crueldad... En los labios había una especie de sonrisa. Murmuraban "Yegua" cual si eso fuera una galantería, o tal vez una galantería obscena, de infinita malicia, y ella se revolvía en el lecho, sintiéndose herida y escarnecida, no bien despierta ni dormida del todo, en esa comarca en que la lógica se mezcla con la fantasía, se convierte en una lógica ilógica, distorsionada, que puede ser terriblemente cómica o terriblemente diabólica. Esa comarca donde parece estar el germen de la pesadilla, y también el germen de la maldad que se oculta, del ridículo, de la muerte ; donde la alegría o el dolor o la desesperación pueden resultar ilimitados... El Negro la miraba y sonreía y le decía "Yegua" y en seguida no sonreía, sino estaba tenso, todo él tenso cual un alambre eléctrico."


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