Berlin Alexanderplatz (fragmento)Alfred Döblin
Berlin Alexanderplatz (fragmento)

"Qué importa que se hayan ahogado dos remeros de Berlín en el Danubio, o que Nungesser se haya estrellado cerca de Irlanda en su Pájaro Blanco. Qué es lo que vocean por la calle, se compra por diez pfennig, se tira, se deja por ahí. Quisieron linchar al Primer Ministro húngaro porque atropelló con su coche al hijo de un campesino. Si lo hubieran linchado, los titulares hubieran dicho: «Linchamiento del Primer Ministro húngaro cerca de la ciudad de Kaposvar», lo que hubiera aumentado el interés, los graciosos hubieran leído hinchamiento en lugar de linchamiento, y el ochenta por ciento restante se hubiera dicho: lástima que sólo haya sido uno, me importa un pimiento, en realidad, lo tendríamos que hacer aquí.
En Berlín la gente se ríe mucho. En Dobrin, en la esquina de la Kaiser—Wilhelm—Strasse, hay tres sentados a una mesa, un patán gordo, que es un gracioso, y su chiquita, una cosa redondita, si no chillase tanto al reírse, y luego otro, que es amigo suyo, de quien no hay nada que decir, el gordo paga por él, y él se limita a escuchar y a reírse por obligación. Son gente bien. La fulana redondita le pone la mano en la boca cada cinco minutos a su ricachón y grita: « ¡Qué ocurrencias tiene!». Entonces él le chupetea el cuello, la cosa dura sus buenos dos minutos. Lo que piensa el otro, que mientras tanto los mira, no les interesa. El ricachón dice: «Y entonces ella le dice: ¿Pero qué ha hecho usted conmigo? Y luego le dice: ¿Pero qué ha hecho? Y a la tercera: pero qué hacha». El acompañante hace una mueca: «Eres un pillo redomado». El ricachón, satisfecho: «No tan redomado como tú deslomado». Beben caldo y el gordo sigue contando chistes.
«Va un cazador por el bosque, y se encuentra una señorita con una escopeta y le dice: "Señorita, ¿quiere usted que cacemos juntos?", ella dice: "No estoy cazando, sólo estoy tirando". "Pues mejor que mejor."» Los tres se ríen a carcajadas. El gordo explica: «Por cierto, hoy tenemos en casa sopa de hierbas». La fulana: «¡Qué ocurrencias tiene!».
«Escuchad, sabéis éste. Dice una señorita: "Oiga ¿qué significa: previamente?" "¿Previamente? ¡De antemano!" "Claro", dice ella, "ya me había imaginado que era alguna picardía! ¡Kchch!"» Todo es muy agradable y divertido, y la chica tiene que ir seis veces al baño. «Le dice el pato a la pata, no quiero meter—la pata. Camarero, la cuenta, son tres coñacs, dos bocadillos de jamón y tres caldos con taquitos de goma.» «Cómo que taquitos de goma, era pan tostado.» «Bueno, pues ponga pan tostado, para mí eran taquitos de goma. ¿No tiene suelto? En casa tenemos un bebé en la cuna y siempre le damos una moneda de un groschen para chupar. Bueno. Vámonos, chata. Se acabó la juerga, se acabó el carbón, vámonos para Bonn.»
También muchas mujeres y chicas van por la Alexanderstrasse y la Alexanderplatz, con un feto en el vientre al que la ley protege. Y mientras, fuera, las mujeres y las chicas sudan con este calor, el feto se está tranquilamente en su rincón, la temperatura es exactamente la que le conviene, y se pasea por la Alexanderplatz, pero muchos fetos no lo pasarán bien luego, harían mejor en no cantar victoria demasiado pronto.
Y hay otros que andan por allí, robando lo que pueden, unos tienen la tripa llena, otros piensan en cómo llenársela. Los almacenes Hahn están completamente derruidos, pero los demás edificios están llenos de tiendas, aunque sólo parecen tiendas, en realidad no son más que gritos, gritos de reclamo, trinos, arrullos, gorjeos sin bosque.
Y volví el rostro y vi todas las injusticias que hay bajo la capa del cielo, y he aquí que había lágrimas en los que padecían injusticia sin que nadie los consolara, y los que cometían la injusticia eran demasiado poderosos. Y alabé a los muertos, porque habían muerto ya. "



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