Un cuento sobre la lluvia "Desde la mañana la lluvia no me abandonaba, -Oh, déjame- le decía yo groseramente. Pero ella no cedía, fiel y triste, me seguía como una pequeña hija. La lluvia se pegó a mis espaldas, como un ala. Yo la retaba -Avergüénzate, mala! Llorando te implora el quintero -Vete a las legumbres y a las flores! ¿Qué quieres de mí? El tiempo era pesado y seco. La lluvia estaba conmigo, olvidando al resto del mundo. Los chicos bailaban en torno a mí, como si fuera una máquina regadora. Me ingenié para entrar en un café, Me escondí en una mesa, detrás de un nicho. La lluvia, cual un mendigo, se pegó a la ventana, y quería llegar a mí a través del vidrio. Salí otra vez, la mejilla fue castigada con una bofetada húmeda, pero en seguida, arrepentida, la lluvia, triste y valerosa, me lavó los labios con olor a cachorro. Creo que mi apariencia era ridícula. Me envolví el cuello con un pañuelo gris. Y la lluvia me pellizcaba la oreja. La sequía era tensa. Todo estaba seco. Sólo yo me empapé. " epdlp.com |