La mano del amo (fragmento)Tomás Eloy Martínez
La mano del amo (fragmento)

"Para atenuar la impresión que los arrebatos de Padre causaban en las visitas, Madre explicaba que los lunares eran consecuencia de un susto casi pueril durante el embarazo. Cierta mañana, cuando caminaba por la vereda del asilo de locos, uno de los internos le agarró un tobillo. Faltaban tres o cuatro meses para que nacieran las gemelas y el abdomen se veía llegar desde lejos. Madre iba demasiado próxima al foso donde los locos, trepados sobre cajoncitos de frutas, se distraían tomando el fresco. El súbito manotazo en el tobillo casi la hizo caer. Por fortuna, Padre alcanzó a sujetarla por detrás. Pero al trastabillar, la mirada de Madre barrió el horizonte ralo de la vereda y se detuvo en la frente del loco, ornada por un lunar en forma de semilla, como el del niño de la señora Ikeda. La impresión fue imborrable. Durante el resto del embarazo no cesó de soñar con el lunar. Soñó con él de tantas maneras que cuando lo vio en las espaldas de las gemelas advirtió que el sueño, con su insistencia, había terminado por abrir las puertas de la realidad."


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