Íbamos al dolor sin desengañoJuan Carlos Suñén
Íbamos al dolor sin desengaño

"Íbamos al dolor sin desengaño:
teníamos la prisa de las navajas. Pero
aquella noche el vino vació sus hechuras,
y se alzó en nuestro sueño destapando su gato,
y comenzó a dolernos
no ya la soledad, ni la fatiga,
sino algo muy pequeño aquí o allá, y entonces
se nos hizo medrosa la paciencia,
nueva la leña,
húmeda la sal.
Y esa noche temimos nuestro silencio:
eso fue lo segundo que perdimos. "



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