El estornino (fragmento)Elizabeth Knox
El estornino (fragmento)

"Fui consciente de la existencia de los grandes libros en la misma época que aprendí a leer, no obstante, no a través de la lectura o el estudio, sino porque estaba presente cuando mi padre empezó a tratar de formar los hábitos de mi hermana mayor. Cuando tenía alrededor de siete años, mi hermana Mary estaba teniendo dificultades en las escuela. El psicólogo educativo determinó en el test de aptitud que ella era muy inteligente. La escuela determinó que esto podría explicar satisfactoriamente sus dificultades sociales, pero no me voy a referir a eso. La escuela le dio amplia libertad para consultar la biblioteca, permitiéndole incluso debatir con los chicos, en lugar de acudir a clases de costura. Mi padre, por su parte, trató de ampliar los horizontes mentales de mi hermana. La llevaba a la ópera. Se sentaba con ella para apreciar el sonido de los grandes clásicos. Empezó a hablarle de los grandes libros y de los grandes escritores. Hay que imaginar este proceso de educación a lo largo de varios años. Yo me sentaba al fondo y escuchaba. Me di cuenta de que los grandes libros de los que hablaban estaban en los estantes, pero no eran los libros que yo estaba leyendo. Quería leer esos libros, sobre todo después de haber probado con Don Quijote cuando contaba apenas ocho años. Quería leer ese tipo de títulos que no leemos cuando somos jóvenes. Mamá hablaba por ejemplo de Ana de las Tejas Verdes de Lucy Maud Montgomery y se abalanzaba sobre los estantes para pasarme libros de Maurice Walsh y Rafael Sabatini. Cuando yo estaba en mi adolescencia solía comprar éstos mismo en el altillo rancio de una librería de viejos en la ciudad. "


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