Una hoja de arce "La rozo con el pie, en esta acera muy cerca del Boulevard des Pyrenées. Si una estrella rojiza anunciara al fin el alba tras una larga noche de tormenta, no sería más bella que esta hoja. A lo lejos, las hayas del color de la arcilla ocupan las laderas fatigadas de las altas montañas que aún no han visto la nieve. De momento, el otoño es muy benigno. Y el mundo se desplaza muy despacio, igual que una gabarra de carbón al remontar un río de aguas sucias. Si cojo esta hoja de arce, siento el peso de un tiempo que quizá fue siempre justo. Crepita como el fuego entre mis manos. Fue una estrella de mar que no vio el agua. Fue un murmullo de pájaros y ríos. Y ahora es una pobre cosa pero aún más poderosa e invencible, mientras perdure su color que es de cobre y de hierro como las fieras lanzas de la Ilíada o como la corona de un rey bárbaro. Si no me viera nadie me inclinaría ante esta hoja de arce. Tiene el color de un hombre que se está despidiendo para siempre de la única mujer a la que ha amado. " epdlp.com |