El placer de odiar (fragmento)William Hazlitt
El placer de odiar (fragmento)

"Una araña se arrastra por la alfombra del cuarto donde me encuentro; no es como aquélla de la feliz alegoría de los venerables Versos a una araña, sino otra de la misma familia constructora. Y corre, con descuido, a prisa. Viene hacia mí, cojea torpemente. Se detiene, observa una gigantesca sombra ante ella, y sin saber si regresar o seguir, medita sobre su gran enemigo; pero al ver que no la acecho, pobre adversaria, como lo haría ella con una mosca indefensa atrapada en su tela, toma valor y se aventura, por un impulso de astucia, insolencia y miedo.
Cuando pasa junto a mí, levanto la alfombra para ayudarla a escapar y me alegro de deshacerme de esta intrusa indeseable. El recuerdo de la araña que ya no está me estremece. Cualquier niño, mujer, bufón o moralista del siglo pasado hubiera aplastado esa pequeña sabandija para matarla. Mi filosofía va más allá. No veo en la criatura maldad alguna; sin embargo, la odio de sólo verla. El espíritu de la malevolencia sobrevive a su ejercicio.
Aprendemos, así, a frenar nuestra voluntad y mantener nuestros actos manifiestos dentro de los límites de la humanidad, mucho antes de poder someter nuestros sentimientos e imaginación al mismo tono bonancible. Renunciamos a la extroversión, a la violencia bruta, pero no podemos separarnos de la esencia o principio de hostilidad. No tenemos deseo de pisar al pequeño animal en cuestión (¡eso sería salvaje y despreciable!), pero lo vemos con una especie de horror místico y odio supersticioso. Se necesitarán otros cientos de años de buena literatura y ardua reflexión para curarnos del prejuicio y poder sentir hacia aquella tribu del mal agüero siquiera un poco de la "leche de la ternura humana", en vez de detestar su propia timidez y veneno. "



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