Erewhon (fragmento)Samuel Butler
Erewhon (fragmento)

"Debo reconocer que todo eso me parecía algo difícil de admitir y poco en armonía con las muchas instituciones admirables que existen en aquel pueblo. Me atreví un día a comunicar parte de las reflexiones que ello me sugería a uno de los profesores del Desatino; lo hice con todo género de precauciones, pero su forma de justificar aquel sistema estaba fuera de mi comprensión. Recuerdo haberle preguntado si, a su parecer, la moral de un muchacho no salía perjudicada al debilitar en su concepto lo sagrado de la palabra dada y su respeto a la verdad en general, por el hecho de inducirle a firmar una declaración solemne de creer en ciertas cosas, mientras lo único que podía saber de ellas con certeza era que no sabía nada. También le pregunté si los profesores que le inducían a hacerlo, o que le enseñaban como positivas cosas de las cuales dudaban ellos mismos, no se ganaban la vida corrompiendo el sentido de la verdad en sus alumnos (sentido muy delicado, generalmente) y viciando uno de sus más sagrados instintos. El profesor, que era un hombre encantador, pareció muy sorprendido por mi manera de enfocar la cuestión; pero no se dejó afectar por ella en absoluto. Me contestó que nadie pretendía que el muchacho quisiera ni pudiera saber todo aquello de tales componendas y bien pocas afirmaciones podían ser tomadas al pie de la letra. Dijo que el lenguaje humano era un vehículo demasiado tosco para el pensamiento, ya que éste no admite traducción exacta. Añadió que «del mismo modo que no puede haber traducción de un idioma a otro que no reduzca o aumente en algo el significado, tampoco existe idioma alguno capaz de interpretar el pensamiento sin discordancias ni asperezas en algún que otro punto, etc., etc.».
Todo lo cual me pareció que se podía resumir en la forma siguiente: que así era la costumbre del país y que los erewhonianos eran gente conservadora; que el muchacho habría de empezar a transigir, tarde o temprano; y que eso era parte de su aprendizaje. Tal vez habría que lamentar que las transacciones fuesen tan necesarias en la vida; mas, ya que lo son, cuanto más pronto llegue el muchacho a percatarse de ello, tanto mejor para él. Ahora, que eso no se lo dicen nunca al muchacho.
De su libro sobre la Mitología del Nonato he sacado los párrafos que formarán el capítulo siguiente. El mundo de los nonatos.
Dicen los erewhonianos que en nuestro paso por la vida vamos arrastrados mirando atrás; y que avanzamos en el futuro de igual forma que si anduviésemos en un pasillo oscuro. El tiempo va a nuestro lado, abriendo las persianas a medida que vamos avanzando; pero la luz que así nos da suele deslumbrarnos y sólo sirve para hacer más intensa la oscuridad delante de nosotros. No vemos sino muy pocas cosas a la vez, y aun lo poco que vemos nos preocupa menos que lo que hemos de ver después. Siempre escudriñando con curiosidad las tinieblas del futuro a través del resplandor del presente, adivinamos las líneas principales de lo que tenemos delante merced a las débiles luces que reflejan los espejos empañados que tenemos detrás; y vamos tropezando, como podemos, hasta que bajo nuestros pies se abre la trampa... y desaparecemos. "



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