El esbirro (fragmento)Sergei Kourdakov
El esbirro (fragmento)

"Me incliné contra el viento y descendí la escalerilla, agarrándome desesperadamente al pasamanos para no caer. Ya sobre el puente principal, miré a mi alrededor para asegurarme de que no me habían descubierto. No vi a nadie. Hasta aquí todo iba bien. Estaba prácticamente seguro de que todo el mundo permanecía abajo, resguardándose del mal tiempo.
A costa de grandes esfuerzos, me acerqué lentamente al lugar que había escogido unos días antes, en el centro del barco, como el mejor sitio para evadirme; se trataba de una pequeña plataforma situada justo debajo de la inmensa chimenea del barco, el único sitio a bordo que no se podía ver desde otras partes.
Llegar hasta allí con grandes dificultades me costó unos cuantos minutos. La vista de aquella mar atormentada, con olas gigantescas, me dio escalofríos. "Es mejor que deje de mirar la mar", me dije, "porque si no, corro el riesgo de abandonar antes incluso de haberme echado al agua".
De repente, una puerta se abrió delante de mí y la luz que salió por ella me dio de lleno. Me agaché rápidamente, espantado. El que había abierto la puerta se quedó un instante en el umbral, vio el tiempo que hacía y se metió dentro.
¿Me habría visto? La puerta se cerró. Cualesquiera que hubiesen sido sus intenciones, la tempestad le hizo cambiar de idea.
Ahora tenía que actuar sin perder un segundo. El barco fue elevado sobre la cresta de una ola enorme, tuve entonces la impresión de que me encontraba en lo alto de una casa de dos pisos. Esperé a que el barco estuviese en el valle de la ola para echarme al agua. Pasó el último coletazo, me puse de pie en equilibrio y me preparé para lanzarme sin dudas a esa mar negra y desencadenada. "



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