Noches azules (fragmento)Joan Didion
Noches azules (fragmento)

"¿Por qué experimenté, entonces, una sensación tan intensa de traición al cambiarme el permiso de conducir de California por otro expedido en Nueva York? ¿Acaso no era una transacción perfectamente natural? Se acerca tu cumpleaños, tienes que renovarte el carnet, ¿qué más da dónde lo renueves? ¿Qué más da que hayas tenido el mismo número en el permiso desde que te lo asignó el estado de California cuando tenías quince años y medio? ¿Acaso no hubo siempre un error en aquel permiso de conducir? ¿Un error que tú conocías? ¿Acaso aquel permiso no decía que medías metro cincuenta y ocho? ¿Cuándo tú sabías perfectamente que como mucho -y hablo de estatura máxima, la máxima que alcanzaste antes de que la edad te hiciera perder un centímetro y medio-, cuando sabías perfectamente que como mucho medías metro cincuenta y seis o cincuenta y siete?
¿Por qué me importaba tanto el permiso de conducir?
¿A qué se debía esto?
¿Acaso renunciar al permiso de California implicaba reconocer que nunca volvería a tener quince años y medio?
¿Y quería volver a tenerlos?
¿O acaso el asunto del permiso no era más que un ejemplo más de "la aparente insuficiencia del acontecimiento desencadenante"?
Y pongo entre comillas "la aparente insuficiencia del acontecimiento desencadenante" porque la frase no es mía.
Es Karl Menninger quien la usa, en El Hombre contra sí mismo, para describir la tendencia a reaccionar exageradamente ante algo que pueden ser unas circunstancias ordinarias y hasta predecibles: una propensión, nos dice el doctor Menninger, habitual entre los suicidas. Y a continuación cita a la joven que se deprime y se mata después de cortarse el pelo. Menciona al hombre que se quita la vida porque le han aconsejado que deje de jugar al golf, al niño que se suicida porque se le ha muerto el canario y a la mujer que se mata después de perder dos trenes.
Fíjense: no un tren, sino dos trenes.
Piénsenlo bien.
Reflexionen sobre las circunstancias especiales que hicieron falta para que aquella mujer tirara la toalla.
"En estos ejemplos -nos cuenta el doctor Menninger-, el pelo, el golf y el canario tenían un valor exagerado, de manera que cuando se perdieron o cuando existió aunque sólo fuera la amenaza de perderlos, el culetazo de los vínculos emocionales amputados resultó letal. "



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