El elogio de la verdad (fragmento)Torgny Lindgren
El elogio de la verdad (fragmento)

"La Madonna de la daga. Aunque por entonces no se llamara así, no tuviera nombre; fueron los periodistas quienes, con el tiempo, la bautizaron de esa manera.
Estaba envuelta en una tela de color rojo rubí, con el pelo rubio trenzado en una diadema luminosa sobre la frente, los labios ligeramente entreabiertos como si quisiese decir algo y no pudiera. Era un ser hermoso, con una mirada completamente pura. Y en la mano derecha sostenía la daga, esa daga que muchos historiadores del arte consideran un símbolo fálico.
No puedo, como es natural, pretender que la reconocí. Y sin embargo, eso es lo que tengo que decir: que la reconocí.
Ahora sé que la daga es del siglo XV, que es mora y está hecha de plata y cobre y que se conserva en el palacio del obispo de Senlis.
Y yo no podía entender cómo una pintura así había llegado a un local de subastas de un pueblecito de nuestra pequeña llanura, en el corazón mismo de Suecia.
La pintura tenía ese brillo indescriptible y la claridad que sólo un determinado pintor sueco ha podido lograr; parecía esmalte.
Estaba delante de una ciudad que a primera vista parecía compuesta solo de iglesias, era como un bosque de torres de iglesias y de agujas. En una de las torres, la cruz había sido cambiada por una serpiente con una corona en la cabeza. Lo vi claramente cuando saqué la lupa.
Fue una idiotez por mi parte usar la lupa. En las exposiciones que preceden a las subastas hay que aparentar indiferencia. Siempre hay gente acechando alrededor para ver si alguien está a punto de hacer un descubrimiento. "



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