OlimpiaWilliam Heinesen
Olimpia

"El bogavante ya no se deleita.
con el corazón del marinero náufrago de la guerra.
Apetitoso se presenta ahora en su delicado rojo
sobre el plato de la joven viuda
y pronto adquirirá costumbres más elegantes
cuando se incorpore a su soberbio metabolismo.


El mugido agónico del buey ha enmudecido,
pero todavía tiñe su clara sangre
los sonrientes dientes de ella.
Fue tu destino, oh, afortunado,
compartir tejido celular con ella
y conservar el calor de sus sueños.


Las migraciones de la anguila
que tanto emocionaron a los sabios
terminaron en las profundidades detrás de su ágil campánula.
El esturión no encontró nunca refugio más bello para sus crías
que las sanas entrañas de ella.
Las mudas uvas del Rin y del Ródano
desataron un delicioso discurso en su lengua
y su nuevo amante sonrió plácidamente.


Y al final en la serie de estas alegres ofrendas de la vida,
la muerte se hizo notar discretamente
por medio del efímero aroma a carroña del queso
y el espíritu entregó su tributo
en forma de bendición sacerdotal
que como una suave aura rodeaba
la botella de licor de los amantes adornada con una cruz
mientras se encontraban sus bocas.


Entonces un suspiro recorrió la creación
y el pez volvió a sus aguas
y los animales a sus prados
y los muertos a sus cuevas en las tinieblas. "



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