El aventurero Simplicissimus (fragmento)Hans Jakob Christoph von Grimmelshausen
El aventurero Simplicissimus (fragmento)

"Los campesinos que habían visto esta prueba con sus propios ojos, abrieron la boca y la bolsa y no hubo para ellos mejor triaca en el mundo que la que yo vendía. Yo me afanaba envolviendo mis redomillas en el papel y cobrando buenos dineros por ellas. Hubo algunos campesinos que compraron tres, cuatro, cinco y seis recipientes, para en caso de necesidad estar provistos de una medicina tan valiosa. Compraron también para sus amigos y sus parientes que vivían en otros lugares. Pese a que no era día de gran mercado, por la noche había vendido por valor de diez coronas y tenía todavía más de la mitad de mis artículos. Aquella misma noche me trasladé a otra ciudad, porque temía que se le ocurriera a algún campesino poner un sapo en agua con mi triaca para hacer la prueba, y si esta fallaba me iba a moler las espaldas. Pensé que podría probar la eficacia de mis medicinas por otros procedimientos; con harina, azafrán y tanino preparé unos polvos amarillos, y con harina y vitriolo una mezcla mercúrica. Cuando hice la prueba...
(...)
- ¡Oh! - exclamaron las gentes -. He aquí una exquisita triaca por poco dinero. Cuando las mezclé después quedó de nuevo todo translúcido y claro. Sacaron entonces los buenos campesinos sus bolsas y compraron mi mercancía, lo que vino muy bien no sólo a mi estómago hambriento sino que pude montar de nuevo a caballo; gané todavía mucho dinero durante el viaje y llegué feliz a la frontera alemana. Por esto, queridos campesinos, no creáis tan fácilmente los pregones de los extraños; os engañarán, porque ellos no buscan vuestra salud sino vuestro dinero."



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