Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción (fragmento)Jorge Volpi
Leer la mente. El cerebro y el arte de la ficción (fragmento)

"El cráneo de Hofstadter muestra cómo un objeto puramente material podría ser capaz de elaborar un mapa del mundo de manera similar a como lo hace nuestro cerebro (desmantelando, de paso, las reservas de los escépticos de la “inteligencia artificial fuerte”, como el filósofo John Searle, quien piensa que la conciencia jamás podría surgir de la materia inanimada.
Observado desde este punto de vista, dicho mapa parece estar formado sólo por ideas inmateriales. Pero las ideas inmateriales surgen, de manera evidente, de la materia: de las paredes del cráneo y del metal de las pelotitas. Por supuesto, también sería posible realizar el procedimiento inverso: tomar el mapa del mundo trazado por el cráneo y tratar de deducir, a partir de él, su estructura interna. En otros términos: podemos interpretar el mundo a partir de las ideas que nos hacemos de él a partir de los sentidos, o bien podemos tratar de deducir cómo funciona el cerebro con base en nuestras ideas sobre el mundo.
Aún no hemos llegado, sin embargo, a la conciencia. Esta está formada con ideas, por supuesto, pero ideas de una categoría especial: ideas autorreferenciales. Memes que son capaces de referirse a sí mismos. En palabras de Hofstadter: “En el cerebro maduro existe cierto tipo de estructuras o patrones que dan lugar a la sensación de un yo”. Esas estructuras o patrones se identifican con una estructura matemática, los denominados bucles extraños, que Hofstadter analizó con profusión en su obra maestra.
¿Y qué es un bucle extraño? Algunos ejemplos rudimentarios: un espejo frente a otro, una cámara que graba la propia televisión a la que está conectada o, algo mucho más sofisticado, un cuento o un poema de Borges en el cual un escritor descubre que él también está siendo escrito por alguien. (Hay cientos de casos mejores en Gödel, Escher, Bach, es decir, en Gödel, en Escher y en Bach.)
Por sorprendente que parezca, el universo está plagado de estos insólitos bucles o rizos en dominios que van de la fontanería al drama. A principios del siglo XX, el retraído matemático húngaro Norbert Wiener fue uno de los primeros en señalar la importancia de estas serpientes que se muerden la cola pues reconoció que, al hacerlo, parecen buscar un objetivo determinado, como si las animara una suerte de voluntad propia —y ese fue el origen de la cibernética. Invitemos a comparecer aquí al modesto e imprescindible WC. La cisterna contenida en su interior está diseñada de tal manera que, cada vez que el agua se escapa —por culpa de nuestra incontinencia—, una válvula se abre y permite que el tanque se vuelva a llenar. No pretendo sugerir que el wc posea algo similar a una conciencia por el simple hecho de perseguir el nivel óptimo del agua, pero no podemos negar que este primitivo mecanismo parece dirigirse hacia una meta -y, por ende, sugiere cierta vida interior. "



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