Historia de la filosofía - Volumen V (fragmento)Teófilo Urdánoz
Historia de la filosofía - Volumen V (fragmento)

"En efecto, hacia la segunda mitad del siglo, las corrientes del pensamiento dentro de este siglo cambian de signo y dirección. Abandonan los idealismos románticos y el espiritualismo y se orientan hacia el positivismo, materialismo y socialismo materialista. Las nuevas ideologías resucitan el clima antiespiritualista, contrario a toda metafísica del mundo trascendente, contra el cual había reaccionado la primera filosofía de la Restauración. Y se apoyan en los nuevos métodos y atmósfera del empirismo que la «ciencia moderna» iba introduciendo en sustitución de la especulación metafísica.
En nuestro relato expositivo se van sucediendo los primeros teóricos del socialismo —signo de los nuevos tiempos—, junto con las formas más explícitas del materialismo. Las dos ideologías se concentran en el materialismo dialéctico del marxismo, que con su radicalismo agresivo y su dialéctica de la violencia se extiende con pujanza, aspirando a «transformar» el mundo. Dada su validez actual, se ha dado al estudio de sus fuentes, y raíces en Marx-Engels una mayor amplitud. Surge paralela y con igual pujanza la filosofía positivista, que, desde su primera teorización en Comte, se difunde por todos los ambientes con su apelación a la ciencia positiva, y se ramifica en las numerosas vertientes del utilitarismo inglés, el evolucionismo y el psicologismo, sistemas todos fundados en supuestos netamente positivistas, constituyendo con el marxismo el clima general ideológico del último tercio de siglo. Los mismos débiles brotes de una metafísica inductiva y una metafísica espiritualista de la libertad no abandonan del todo —en especial la primera— el fondo positivista, sino que parten también de supuestos empiristas. Y en el retorno parcial a Kant y Hegel de las corrientes neocriticistas y neoidealistas se advierte asimismo, en mayor o menor grado, una mezcla de fundamentación positivista, de corte psicologista, que se cierra en la inmanencia de la conciencia empírica sin trascender a la realidad exterior empírica.
Las filosofías de Kierkegaard y Nietzsche forman sector aparte. Con ellos se agotan los sistemas decimonónicos originales. Ellos también inspiran corrientes del pensamiento actual. Kierkegaard avanza los grandes motivos del pensar existencial, que, no obstante, será desviado de su trayectoria de sublime elevación hacia la Trascendencia cristiana, secularizado por el existencialismo moderno, inmerso en el horizonte de clausura intramundana. Y el pensamiento de Nietzsche, que se yergue sobre los supuestos del positivismo materialista, va a hallar un profundo eco en el ambiente de nuestro tiempo por su exaltación sin límites de la vida en sus impulsos inferiores y demolición consiguiente de los valores superiores, representando un retorno al antiguo paganismo de la cultura precristiana. Y este neopaganismo, no sólo práctico, sino teórico, es también un signo inequívoco de nuestra actual civilización. "



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