Son vacas, somos puercos (fragmento)Carmen Boullosa
Son vacas, somos puercos (fragmento)

"Después del asesinato de Pineau, mi primer impulso fue abandonar Tortuga. El lugar, a quien yo había aprendido a amar con él, me producía repulsión: era la tierra que arropara a sus abyectos asesinos. Este primer impulso no tuvo tiempo de cumplirse. De inmediato estalló un segundo y con mayor fuerza: no abandonar Tortuga hasta conocer el puño que acuchilló el cuerpo de Pineau y que había envenenado lentamente a Negro Miel con aquella sustancia que yo no conocía y que le provocara melancolía, deseo de abandono, ausencia de apego a la vida, y por fin la muerte, un veneno al que si yo bautizara le pondría por nombre "tristeza". Empecé por sospechar que mi compra había sido, sí, porque yo era libro escrito por Negro Miel, pero por una página que había tentado tanto el corazón de Pineau como para que contradijera sus principios en relación a la esclavitud, y que ya entonces yo no creía que fuera la sabiduría de Negro, puesto que Pineau se había negado rotundamente a utilizar sus artes y veía con gran reticencia cuando yo echaba mano de alguna hierba, sino por una página que Smeeks mismo desconocía. ¿Sería que no la había escrito Negro Miel? Si era así, podría tener alguna conexión con La Casa en Port Royal, ya que la había guardado también en silencio. Entonces me asaltaron fantasías en las que la sangre menstrual intervenía de rara manera, pero las espanté como pude, sabiéndolas absurdas, y entendiendo que no podía yo pensar con claridad, que no podía atar cabo a cabo, que estaba aturdido, que no entendía, una vez más, que Smeeks no entendía ni papa. ¿Quién los había matado? ¿Para qué los habían matado?
Repasando las personas que ambos frecuentaran, buscando coincidencias, no pude atar más cabo que las tardes en que Negro y Pineau se ausentaban de mí para asistir quién sabe a dónde, a las reuniones de la Cofradía. Seguro que ahí, en las tardes que no estuve con ellos estaría la respuesta, y de que me estaba vedada, fui a Jamaica para hablar con Isabel. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com