Los dos amigos (fragmento)Fernán Caballero
Los dos amigos (fragmento)

"Ved la antigua Sevilla sentada sobre una llanura, como una viuda en su poltrona. Vedla envuelta en sus viejas murallas, como en un manto real desechado. Mirad al viejo Betis besando sus pies, con la respetuosa galantería española. Oíd cuál le pregunta dónde están sus flotas que daban la vela, llevando a los Colones, los Corteses y Pizarros al descubrimiento y conquista de un nuevo mundo, y volvían cargadas de plata, y oro. Sevilla suspirando le enseña sus barcos de vapor! ¡Oh, progresos del tiempo! Aproximaos. -Hablad con ella. Como vieja, le gusta hablar de las épocas de su juventud y grandeza. -Ella, pues, os llevará desde luego a su catedral. Os enseñará el cuerpo de San Fernando! Pero... arrodillaos... adorad... venerad con ella!... Si no, estad seguros de que la vieja Sevilla no volverá a hablaros: no podríais comprenderla.
Después la seguiréis al Alcázar, palacio de reyes, viejo y romántico como ella. En los baños de las Reinas moras, de Doña María de Padilla, es donde os contará en romances su historia, sus vicisitudes, sus triunfos, sus glorias y sus creencias; y los ecos del palacio, habitado sólo de recuerdos, repetirán sus palabras con sus aéreas bocas. En seguida os sentareis con ella a la fresca sombra de floridos naranjos en las orillas del Betis, y os hablará de sus hijos queridos; os recitará con magia y encanto los versos tan bellos de Herrera, Rioja y Góngora; las hazañas de los Ponces de León y los Guzmanes, y os llevará de la mano a admirar las portentosas obras de su Murillo, su Velázquez y su Montañés. La veréis joven, ardiente, poética, exaltada; mas luego, volviendo a su verdadero estado de mujer anciana, acabará por deciros suspirando: «¡Cómo han mudado los tiempos!»
Saliendo por la puerta llamada de Triana, seguiréis dos calles de árboles que conducen a los Malecones, que son unas gradas elevadas para precaver la ciudad de las inundaciones del río, cuando éste sale de madre. Pasados aquéllos, encontrareis una llanura llamada el Arenal, de donde sale el puente que conduce a Triana. Veréis en esta llanura una concurrencia elegante dirigiéndose hacia la izquierda, donde principian los hermosos paseos, que adornan a Sevilla cual una guirnalda de flores. La vecindad del río es quien sostiene ese lujo de vegetación, esa multitud tan variada de flores que los embellecen; pues no pudiendo ya enriquecer a su amada con tesoros, la adorna con flores. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com