Una sentencia de cinco años (fragmento)Bernice Rubens
Una sentencia de cinco años (fragmento)

"La Sra. Watts se despertó la mañana del lunes de pascua con los ojos medio cerrados y se quedó mirando su sombrero nuevo colgado en la barra de latón situada a los pies de su tálamo. La invadió un ánimo propicio y la agitó un inquebrantable entusiasmo. Era el primer sombrero nuevo que tenía en varios años. Había sido un regalo de Brian por su boda, celebrada esa tarde en un elegante hotel del país con una mujer cuyo nombre había olvidado, por alguna razón desconocida, con su hijo Felix. Se levantó rápidamente de la cama y fue al baño. No había sufrido accidente alguno desde su estancia en Las Petunias. La Sra. Watts era ahora como el continente europeo. Tal vez se tratara de la alfombra de felpa o de los preciosos cobertores de la cama. No paró de preguntárselo. Quizás era el fruto de una constante y amable atención. Cualquiera que fuera la razón, la Sra. Watts estaba dispuesta a salir a cualquier lugar.
A unas pocas millas de distancia, la futura Sra. Watts estaba revisando un vestido prestado de color azul. Una amiga le había dejado un bolso y ella se compraría por su parte una pequeña pieza de cinta azul para anudar una liga alrededor de sus muslos. Violet Makins era una mujer supersticiosa y aunque no albergaba dudas acerca de cierta tirantez en su matrimonio con Felix Watts, no quería correr riesgos. Su horóscopo había señalado el lunes de pascua como un día propicio para el enlace. Algunas semanas antes ella había asistido a una sesión de espiritismo y su querido George había materializado su deseo de felicidad y le había aconsejado dar el banquete de bodas en el club Berkshire. Ella lo había acordado así, junto con una luna de miel en Casablanca, que no fue determinada por las estrellas sino por la lista de posibilidades confeccionada por su prima. No tenía importancia. Su clarividente había profetizado un estío tropical, así que en líneas generales, la influencia astral había sido totalmente respetada. Ella tomó su caja de manicura y se dispuso a pulir sus uñas. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com