Sidonia la hechicera (fragmento)Wilhelm Meinhold
Sidonia la hechicera (fragmento)

"Por fin Jobst Bork de Saatzig tenía una hija, la hermosa Diliana, a la que amaba diez veces más que a su propia vida; y apenas oyó hablar de su huida sintió que empalidecía y se preguntaba por qué motivo ella había adoptado esa resolución, por qué ese día y esa noche sus pensamientos estaban enturbiados tratando de ayudar a su padre. Las enseñanzas de la anciana Lisa no le eran desconocidas. Así que resolvió tratar de encontrarla, y mandó llamar a doce campesinos para que acudieran a su presencia, mientras él guardaba reposo en Marienfliess, porque sus extremidades estaban contraídas por la gota, de modo que él apenas podía moverse.
Por consiguiente, la mañana siguiente, temprano, la comitiva de doce campesinos, llevando en el lecho al pobre caballero, accedió por la gran puerta del convento y por orden del caballero le dejaron justo ante la ventana de Sidonia. El padre extendió su mano derecha y clamó tan alto como podía "Sidonia Bork, te conjuro por el Dios Vivo a que me entregues a mi hija!".
Tres veces repitió esta adjuración. Podemos imaginar cómo el convento en pleno acudió a ver qué sucedía. Anna Apenborg y Diliana se encontraban allí, aunque no entre las monjas, porque habían estado velando hasta tarde el cadáver y aún estaban dormidas. Creo que Sidonia roncaba porque no hizo acto de presencia hasta que por fin abrió la ventana, medio vestida y gritó "¿Qué quiere este maldito bribón? ¿Acaso te ha poseído el diablo? Llevadlo a la celda de Dorothea. Se harán compañía mutuamente. "



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